Por: Lynda Guzmán.
Terminó de La Casa del Dragón, con el episodio 10 titulado “La reina negra”, y es todo lo que le pedíamos a esta serie, que finalizará como empezó, en grande, no defraudó y se posiciona como una de las mejores series de este año.
En este capítulo, Rhaenyra, pasa por todos los estados de ánimo habidas y por haber, desde la tristeza, desolación, luto, decepción, dolor, templanza, fuerza, hasta el deseo de venganza más absoluto.
Hablaremos de los puntos más importantes de la historia, como es el encuentro de Rhaenyra, Damon y Rhaenys, quien llega a Rocadragón para contar sobre la muerte de Viserys y la coronación de Aegon II, advirtiendo primero que los verdes van por Rhaenyra así como por sus hijos y segundo que ella todavía no ha tomando un bando, también se explica el por qué ella no por fuego a los verdes cuando pudo, ya que dice que no es quien para empezar una guerra.
Tras esta noticia Rhaenyra toma un posición mucho más medida y cautelosa, mientra que Damon siendo como es, desea entrar en batalla lo antes posible, incluso llega a acusarla de ser muy parecida a Viserys, un tanto lento en actuar, lo que le podría costar mucho más que la corona a Rhaenyra. Estas ideas tan distintas provocará un desencuentro bastante fuerte entre ambos.
En clara desventaja, los negros necesitan conocer qué casas estarán de su lado, llegada una hipotética guerra, aunque para la mayoría está clara, Rhaenyra no desea sentarse en el trono de hierro a costa de un sinfín de muertos, ella quiere la paz y sobre todo cumplir con la profecía de hielo y fuego que su padre le contó.
El momento de la coronación es tan diferente al de Aegon que fue con pompa y aclamado por una multitud, mientras que para Rhaenyra fue con un puñado de personas que la apoyan, entre ellos uno de los gemelos Cargyll, quien fue quién le llevó la corona del Rey Viserys.
La escena en la que llega Otto Hightower a ofrecerle que se arrodille ante Aegon II a cambio de cederle Rocadragón, siendo Jacarys su heredero, que Lucerys se convierta en el señor de Driftmark cuando llegue la ocasión, y que sus hijos con Daemon se muden a la corte, es sublime, ella diciéndole traidor y tiranto su broche de mano del rey es lo que necesitábamos ver.
Rhaenyra tiene muchas pérdidas en este episodio, empezando por la noticia de la muerte de su padre, continuando con su bebé, que nació muerto y de forma prematura, debido a la impresión que recibió la conocer la muerte del rey, en una escena bastante dura; terminando con la muerte de Lucerys a manos de Aemond.
La muerte de Lucerys, se veía venir desde el inicio del episodio, con él teniendo dudas sobre su capacidad de ser el señor de Driftmark, ella apoyándole y diciéndole que no le dejará solo; por lo que cuando Rhaenyra acepta que sus hijos lleven mensajes a tres casas importantes, se convierte en una decisión que cambiará el rumbo de lo que hasta ahora era una guerra política.
Para mí, aunque Aemond no quería matar a Lucerys sino asustarlo, no le quita la responsabilidad que tiene, además hay que tomar en cuenta que en este episodio quedó muy claro que la conexión entre dragón y jinete es muy fuerte, la dragona de Rhaenyra sentía el dolor de ella durante el parto, Arrax el dragón de Lucerys sentía el miedo y la ansiedad de éste al dejar Bastión de Tormentas, así como Vhagar la dragona de Aemond sentía el odio de su jinete por su sobrino, además hay que tomar en cuenta que Arrax era muy joven y Vhagar demasiada vieja y experta en combate, por lo que la reacción de Vhagar es hasta normal.
En un escena bastante impresionante vemos como Vhagar termina matando tanto a Lucerys como a Arrax, con un Aemond que acaba de darse cuenta del tremendo error que acababa de cometer.
La serie termina con un primer plano de Rhaenyra enterándose de la muerte de su hijo de 14 años a manos de los verdes, en este punto no importa si fue accidente o no, para Rhaenyra terminó la política y empezó la guerra.
En resumen esta temporada fue casi perfecta, con un reparto elegido a la perfección, odias quien tienes que odiar y amas a quien tienes que amar, con unos diálogos profundos cargados de simbolismos, una tensión estupenda, la música espectacular que siempre acompañó de la mejor forma a cada una de las escenas, esta serie agranda el lore de juego de tronos y se le agradece.
Si algo pueden cambiar son los efectos especiales que son bastantes mejorables, aunque no te sacan tampoco de la experiencia y que algunas escenas fueron muy obscuras.
Tendremos que esperar un poco más de un año para ver una siguiente temporada, se hará eterno el tiempo, pero la segunda temporada promete porque la danza de los dragones recién empieza de verdad.
Cuéntanos en los comentarios que te pareció la primera temporada de “La casa de los dragones” y cuál fue tu escena favorita de la serie, yo me quedo con la entrada épica de Viserys al salón del trono para defender a Rhaenyra en el capítulo 8, por su emotividad y significado.
Espero que hayas disfrutado tanto como yo de esta espectacular serie.