Por: Lynda Guzmán.
El Libro de la Selva, La Cenicienta, Dumbo, Maléfica, Aladino, La Bella y La Bestia, Mulan, La Sirenita, son algunas películas infantiles de Disney, que han marcado la infancia de muchos, esas películas que solo las encontrábamos en formatos VHS, que los niños pedían ver todos los días, más de una vez, al punto de saberse no solo las canciones, sino los diálogos y reacciones de cada personaje, eso es lo que hace un clásico, dejar marcada para siempre en la mente y en el corazón de niños y adultos esa historia particular.
Pues bien, Disney desde hace algunos años quiere enamorar a nuevos públicos con historias que saben que habrá forma de equivocarse, apela a nuestros recuerdos infantiles para que vayamos a ver la misma historia pero con personas “reales”. Sí, los padres llevan a sus hijos al cine porque el niño quiere ver la película, pero van igual o más emocionados que ellos, eso no se puede negar y allí es donde comienza el problema.
Los niños que nunca han visto a Simba, Ariel o Dumbo, no tienen punto de comparación, pero los adultos, quieren ver la película de su infancia, si es muy parecida, dicen que no se propuso nada nuevo, que es más de lo mismo, pero si se atreven a cambiar algo, se enojan porque como se atrevieron a hacer de Maléfica, la bruja por excelencia, una mujer que por desamor causa tanto daño a la pobre Bella Durmiente y que lo peor de todo es que sea buena, imperdonable.
Pero las quejas siguen, que si Mulan no se corta el cabello, que si el genio de Aladino no es azul, que si hay canciones nuevas, que no hay canciones nuevas, o que si cambia el color de piel de la Sirenita, tema que fue un debate en redes sociales, pidiendo incluso que se seleccionara a otra actriz para el papel, porque Ariel es blanca y peli roja, pero sin lugar a dudas, el “live action” que más críticas ha sufrido es El Rey León, ya que es la copia exacta, casi cuadro a cuadro a la original, y le reprochan no aportar nada nuevo a la historia.
Como espectadores, solo nos queda disfrutar de las cintas y no pensar tanto en sí son iguales a las historias que marcaron nuestra infancia, hay que ver estas producciones con ojos no tan críticos, dando permiso a que nos sorprendan con escenas agregadas, que nos expliquen más algún tema, o que simplemente nos den la misma película con personajes reales.
En lo personal, me gustan más que se apeguen a la historia original, en todos sus aspectos, si van a cambiar algo para eso existen las secuelas.
¿Con qué te quedas, con una adaptación o una copia de los clásicos de Disney?