Había expectativas. Muchas. “Karate Kid Legends” se presentó como esa gran oportunidad de revivir lo mejor de la saga que marcó generaciones, pero también de darle un aire fresco al legado. Y durante un buen tramo lo logra.
La película arranca bien. Hay guiños inteligentes a las películas originales y a la exitosa serie Cobra Kai. La historia se siente sólida en sus primeros dos actos: las actuaciones cumplen, la dirección brilla especialmente en las escenas de pelea y la música —moderna pero respetuosa— acompaña perfectamente cada momento.
Pero como si no supiera cómo cerrar su propio viaje, la película tropieza en el tercer acto. Todo se acelera sin control. Las emociones que venían construyéndose se diluyen en un desenlace apurado y anticlimático. La nostalgia, que hasta entonces había sido bien manejada, se convierte en un recurso forzado que no logra conectar como debería.
En cuanto al elenco, Jackie Chan se roba el show cada vez que aparece. Su carisma y presencia son innegables. Ralph Macchio, en cambio, queda en segundo plano. Sus intervenciones son correctas, pero poco memorables.
“Karate Kid Legends” es una cinta que empezó con el pie derecho, pero que terminó siendo “una más”. Quiso ser épica, pero se quedó a medio camino.
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