Por: Lynda Guzmán.
HBO estrenó recientemente la segunda temporada de La Casa del Dragón, con un nivel alto en la construcción de guion, una fotografía impresionante y unos diálogos que funcionan igual de bien como las escenas de acción, que son pocas pero buenas.
Un aspecto que sobresale en esta serie, es la composición de las escenas, son hermosas con una atención al detalle que no pueden pasar desapercibidas, la luz, la disposición de cada objetivo y el encuadre de los personajes te dan tanta información como el diálogo de cada uno de ellos.
Para muchas personas esta segunda temporada está siendo lenta y aburrida, ese no es mi caso, creo que es necesario cada diálogo o silencio de los personajes, hasta las historias más aleatorias han resultado ser importantes y que se prevé serán trascendentes para el futuro.
Esto tan sirve para que conozcamos el carácter de cada uno de los bandos, mientras Rhaenyra desea el trono no para cumplir el deseo de su padre sino para preservar y asegurar que se cumpla la profecía de hielo y fuego, los verdes solo quieren poder.
A estas alturas Rhaenyra y Aliscent, más alejadas que nunca, van recorriendo caminos muy distintos, Aliscent ve perdido el poder que alguna vez tuvo y se ha quedado sola. Por su parte Rhaenyra, va consolidando su autoridad, tomando decisiones que no gustan entre su corte pero que van inclinando la balanza hacia ella, sobre todo porque consigue el apoyo del pueblo y como esto es un frente abierto para los verdes.
Los mejores personajes son Aemond, el hermano del Rey Aegon, convertido en regente, temible, audaz, analítico, estratega y conocedor del poder que le da el tener al más grande de todos los dragones, es un hombre que no perdona las humillaciones que sufrió de niño y que se preparó para lo que enfrenta hoy, la guerra en la que sabe que lleva las de ganar.
El Rey Aegon es un pusilánime, tonto y malcriado que nunca se interesó por aprender de la corte, ni siquiera cumple bien su papel de Targaryen al no hablar el Alto Valirio con propiedad, despreciado por todos, incluso por su madre, ahora quemado y temiéndole a su propio hermano, talvez veamos un cambio en él cuando se recupere.
Porque algo que hace esta serie como ninguna, es que cada personaje nos importe, lo conozcamos, lo amemos, lo odiemos o este en esa zona gris que no sabemos que pensar de él, pase lo que pase, será trascendente y nos afectará o alegrará lo que le suceda.
Lo que menos me ha gustado de esta segunda temporada es la historia de Daemon, su pelea con Rhaenyra y su escapada a Harrenhal, no tuvieron mucho sentido, pero sobre todo han sido desesperantes las visiones que ha tenido en el castillo, varios capítulos con lo mismo se ha vuelto bastante tedioso, esperemos que en el octavo episodio todo ello tenga una buena explicación.
El próximo domingo tendremos el final de temporada, no anticipo que tenga una gran batalla, sino que dejará todo preparado para que en la tercera entrega veamos luchar a negros y verdes en todos los frentes.
Esta es por mucho una de las mejores series del año, el cuarto episodio es definitivamente mi favorito, seguido muy de cerca por el séptimo, espero que el octavo entre en este pódium.