Por: Lynda Guzmán.
Hace algunos días se estrenó la nueva serie “Bridgerton”, una producción de Shonda Rhimes para Netflix, basada en las novelas del mismo nombre de la escritora Julia Quinn. La historia cuenta la vida de una joven presentada en sociedad para encontrar un esposo, de ser posible con un caballero adinerado y con poder, se añade a las intrigas de todas las otras señoritas para encontrar el mejor matrimonio, además una dama secreta que cuenta en su periódico las andanzas del pueblo, que pone en aprietos a más de una familia acomodada.
A estas alturas ya son muchas las personas que han visto la serie, divididos entre quienes la amaron y quienes la odiaron por estar, al parecer, alejada de la versión escrita, ya que presenta no solo escenas diferentes sino no le hace justicia a muchos de los personajes.
Al no haber leído los libros, me pareció una buena historia, no la mejor ni la más original, pero con un arco lo suficientemente entretenido para ver los ocho episodios en los que se desarrolla la vida de Daphne Bridgerton y Simon Basset, personajes principales que saben llevar bajo sus hombros las sub tramas que se desarrollan.
Las historias que involucran a los muchos hermanos de Daphne y las vecinas de los Bridgerton sirven no solo para explicar la vida en la ciudad sino para abrir los arcos que se desarrollarán en la segunda temporada, que es muy probable que sea anunciada.
El final de esta primera temporada fue impactante, nunca vi venir quien era la persona detrás del nombre de la narradora de la historia y la chismosa oficial de la ciudad, Lady Whistledown, quien saca a relucir que es cierto ese refrán de pueblo chico, infierno grande, ¿Cómo logrará ocultar su verdadera identidad? es la respuesta que más espero para una hipotética segunda temporada.
Sin convertirse en una de mis series preferidas, me entretuvo.
Tráiler: