Por: Lynda Guzmán.
Pixar sabe muy bien lo que queremos, aunque nosotros mismos no lo sepamos ni lo pidamos, nos trajo una nueva entrega de Toy Story y francamente saben lo que hacen, ver de nuevo a Woody y Buzz no tiene precio.
La cinta está llena de risas, aventura, suspenso y momentos tiernos. La calidad de animación es maravillosa y la historia perfecta, no hay forma de aburrirse.
La cuarta película de Toy Story, está dirigida a un público infantil, con mensajes para un público más adulto, como la inclusión, re invención, aceptación, pertenencia, lealtad, misión de vida y hasta publicidad engañosa, entre otros.
Los avances de la película sugerían que nos contarían la historia de un tenedor que debe aprender a ser un juguete en vez de basura, pero va más a allá de eso con el regreso de Bo Peep, que se ha convertido en una pastorcita independiente y aventurera, así como la muñeca Gaby-Gaby, que tiene intenciones difíciles de determinar.
De los nuevos juguetes Ducky y Bunny son los más divertidos, con un humor ácido, es imposible no reír cada vez que aparecen. Por su parte Duke Caboom, recuerda al Buzz de la primera película, aunque la frustración de Duke está a otro nivel. Forky es un personaje que en lo personal no me gustó tanto, creo que no le aportó a la trama lo suficiente.
Quienes me hicieron falta, es la banda original de juguetes, Hamm, Slinky, el señor Cara de Papa, Rex, Jessy, incluso Buzz no apareció tanto como esperaba. Extrañé también un momento épico o una canción que fuera la cereza del pastel.
Disney ya dijo que no harían más secuelas de sus películas animadas, pero siendo ésta la saga insignia de Pixar, probablemente nos sorprendan con una nueva cinta en algunos años. Por el momento disfrutemos de “Toy Story 4” para ir al infinito y más allá.